Entre
la inmensidad
de técnicas
que existen, hallamos la de pintar mándalas
para
relajarse. Se considera un método de meditación activa, ya que pintándolos se realiza un trabajo
lúdico-terapéutico que nos permite dejar fluir a nuestro niño interior y mejorar
nuestra creatividad y concentración.
Esta
técnica de relajación no requiere ninguna habilidad, como suele suceder con otras, ya que
quién está haciéndolo lo colorea según sus gustos estéticos e imaginativos. Por
tanto, es una práctica que puede ser realizada por personas de cualquier
edad.