Las formas no son otra cosa que números
cambiados por
una fotografía
y
siempre son factores que ordenan el cosmos. No solo determinan la esencia de
todas las cosas existentes en la naturaleza, sino que también las controlan,
ya
que son las causas de su orden.
Uno:
Postura erguida del ser humano, símbolo del origen, unidad y totalidad, Dios e
individualidad, centro como unión de fuerzas, integridad, vivencias infantiles.
Dos: gemelos,
el oponente, su pareja, creación y procreación pero también separación,
contradicciones y diferencias, dudas y conflictos, materia, Yin.
Tres: movimiento,
vitalidad, estímulo, proceso, símbolo para el hombre, la mujer y el niño, lo
nuevo y las realizaciones, independencia, lo divino, auto-reconocimiento, Yan.
Cuatro: totalidad,
alejamiento y tranquilidad, unifica opuestos, racionalidad, desarrollo de la
conciencia, búsqueda del propio lugar en la vida y del auto-reconocimiento.
Cinco: unidad,
símbolo del centro y del amor, conexión armónica del Yin y Yan, rechazo del
mal, salud, sexualidad, sensualidad, conexión con la realidad, sueños.
Seis: femenino
y masculino, unidad y penetración, unión de contradicciones, creatividad,
perfección, final de un proceso creativo, satisfacción y realización.
Siete:
cielo y tierra, vía hacia desarrollo personal, final de una etapa en la vida,
trabajo interior.
Ocho:
orden y equilibrio cósmico, felicidad, armonía, simetría, infinito, constante
cambio y renacimiento, totalidad, el propio Yo.
Nueve:
mente creativa, símbolo del cielo, enigma existencia humana, energías
espirituales positivas.
Diez: círculo
cerrado, unidad y totalidad, perfección y principio de Dios, virtud y moral,
matrimonio, visión real de la vida.
Once: conflictos
indisolubles, pecados, caos, transición.
Doce: unidad y totalidad, felicidad,
cumplimiento en el tiempo y espacio, perfección, redención, ciclo vital de la
naturaleza, acabado, eterna espiral del desarrollo.
Trece: engaño
e infidelidad, final infeliz, culminación del proceso interior.